La enfermedad de hígado graso no alcohólico (EHGNA) es la acumulación de grasa en el hígado que no es causada por consumir demasiado alcohol. Como especialista en Educación Alimentaria en Centro DyN os cuento todo lo que tenéis que saber sobre esta enfermedad y su alimentación ¡Sigue leyendo!
Hígado graso no alcohólico y la alimentación
El hígado graso no alcohólico (HGNA) es una condición en la cual hay acumulación de grasa en el hígado, sin que esté relacionada con el consumo excesivo de alcohol. Puede presentar diversas formas clínicas, desde situaciones iniciales de la enfermedad como la esteatosis simple (acúmulo de grasa), a una inflamación del tejido hepático como es la esteatohepatitis no alcohólica. Esta última forma conlleva un aumento del riesgo de desarrollar cirrosis y cáncer de hígado.
¿Por qué es importante tener un hígado sano?
El hígado es el órgano interno más grande de nuestro cuerpo, su papel es fundamental dado que participa en muchas funciones del organismo entre las que destacan:
- La producción de bilis (compuesto indispensable para la asimilación de nutrientes como las grasas).
- El almacenamiento de nutrientes (como la glucosa en forma de glucógeno).
- La metabolización de sustancias tóxicas para el organismo (como el alcohol, medicamentos, microplásticos, etc.) para que sean excretados por las heces y la orina.
Todo esto sucede en condiciones normales si nuestro hígado está sano puede participar en muchas funciones desde regular el metabolismo y el ritmo circadiano hasta intervenir cooperativamente con el intestino por un lado y con el cerebro central por otro. Pero, ¿qué sucede si no lo cuidamos? que todo lo anterior citado se altera y e iniciamos el proceso que puede desencadenar el hígado graso como primera afección.
¿Qué es el Hígado graso no alcohólico?
El llamado hasta hace poco comúnmente como “ hígado graso no alcohólico”, es la enfermedad hepática más frecuente en países occidentales. Su prevalencia en Europa y Norteamérica es en torno al 30% de la población adulta y un 10% en la población pediátrica y adolescente.
Recientemente, por consenso a nivel internacional se ha vuelto a cambiar su nomenclatura de modo que en la actualidad ha pasado a llamarse “Disfunción metabólica asociada a la enfermedad del hígado graso”. Su definición hace alusión a la acumulación anómala de ciertas grasas en el interior de las células del hígado en ausencia de enfermedad hepática previa y descartado que sea consecuencia del consumo excesivo de alcohol.
¿Y qué desencadena esta lesión en el hígado?
Es importante conocer que el principal factor de riesgo para su desarrollo es la obesidad y sus factores asociados como el síndrome metabólico o algunos de sus componentes (diabetes tipo 2, resistencia a la insulina, dislipemias, hipertensión o perímetro de cintura elevado). Y en menor medida, su origen puede ser secundario a tratamientos farmacológicos crónicos (como corticoides, estrógenos, etc.), intervenciones quirúrgicas, tóxicos o debidas a otras enfermedades.
Por tanto, según la cantidad y la calidad de grasa acumulada en el hígado nos podemos encontrar con una afectación y síntomas de menor a mayor gravedad. Primero se produce una infiltración de grasa sin más, si se cronifica esta infiltración se acompaña de inflamación, a continuación se producen daños en las células del hígado, y si no se revierte esta fase, lo siguiente es la presencia de fibrosis y con el tiempo, puede resultar en cirrosis. A partir de la cirrosis, desgraciadamente pueden ocurrir complicaciones más graves como la insuficiencia hepática y cáncer de hígado.
Síntomas
El hígado graso no alcohólico es, a menudo, una enfermedad silenciosa en sus etapas iniciales, lo que significa que las personas pueden no experimentar síntomas evidentes. Sin embargo, a medida que la enfermedad progresa, algunos individuos pueden experimentar síntomas. Aquí hay una lista de posibles síntomas del hígado graso no alcohólico:
- Fatiga: La fatiga inexplicada es un síntoma común en varias condiciones hepáticas, incluido el hígado graso no alcohólico.
- Malestar abdominal superior: Algunas personas pueden sentir molestias o dolor en la parte superior derecha del abdomen, donde se encuentra el hígado.
- Pérdida de peso inexplicada: La pérdida de peso no intencional puede ser un síntoma, especialmente en etapas más avanzadas de la enfermedad.
- Dolor en la parte superior derecha del abdomen: Algunas personas pueden experimentar dolor en la parte superior derecha del abdomen debido al agrandamiento del hígado.
- Hinchazón abdominal: El hígado graso no alcohólico avanzado puede llevar a la acumulación de líquido en el abdomen, lo que resulta en hinchazón abdominal.
- Cansancio: El cansancio persistente o la sensación de debilidad pueden estar asociados con la enfermedad hepática.
Es importante tener en cuenta que estos síntomas pueden ser inespecíficos y también estar presentes en otras condiciones médicas. Además, algunas personas con hígado graso no alcohólico pueden no experimentar síntomas notorios en absoluto.
En muchos casos, el hígado graso no alcohólico se diagnostica mediante pruebas de laboratorio o estudios de imagen realizados como parte de exámenes médicos de rutina o en la búsqueda de otras afecciones. Las complicaciones graves, como la esteatohepatitis no alcohólica (EHNA) y la cirrosis, pueden desarrollarse en etapas más avanzadas de la enfermedad, pero es posible que no presenten síntomas hasta que la enfermedad haya progresado significativamente.
Ante cualquier preocupación sobre la salud hepática o si experimentas síntomas relacionados con el hígado, es crucial buscar la atención de un profesional de la salud para una evaluación adecuada y un diagnóstico preciso.
Pero ¿se puede prevenir la enfermedad de hígado graso?
La buena noticia es que si se puede prevenir ya que la progresión o retroceso de estas fases dependen de factores que podemos modificar, de ahí la importancia del tratamiento de cambio de hábitos. Es una enfermedad que viene con el estilo de vida por lo que se puede revertir aplicando mejoras salvo en los estadios más avanzados de la enfermedad (en fase de fibrosis o cirrosis).
¿Son efectivas las limpiezas hepáticas y dietas détox como tratamiento?
Hasta el momento, no hay evidencia científica ni protocolos concretos nutricionales ni farmacológicos con esta finalidad concreta, sin embargo, lo que sí sabemos que beneficia en este sentido es: sencillamente adoptar un estilo de vida saludable junto con una alimentación equilibrada y ejercicio físico diario.
¿Cuáles son las medidas higiénico-dietéticas más destacadas?
Las recomendaciones higiénico-dietéticas a destacar para mejorar el pronóstico y revertir el hígado graso no alcohólico son las siguientes:
- Pérdida de peso. Incluso con un descenso del 5% del peso corporal sería suficiente para mejorar o reducir el impacto y evolución de la enfermedad.
- Una alimentación baja en carbohidratos es muy eficiente y limitar la fructosa diaria. Quitando zumos, harinas blancas, comida basura, cereales refinados y priorizando incluir a diario: frutas, tubérculos, legumbres y verduras.
- Emplear grasas de calidad (con frutos secos, semillas, pescado azul) y evitar alimentos procesados con grasas “ trans”. Reducir la carne roja.
- Incluir alimentos ricos en fibra y alimentos con alta capacidad antioxidante como té verde, frutos rojos, cacao, etc.
- Reducir el consumo de cualquier bebida con alcohol al mínimo o evitarlo.
- Se desaconsejan refrescos con azúcar y zumos en general.
- El ejercicio es imprescindible en el tratamiento. Tanto aeróbico como de fuerza.
Si necesitas atención especializada para cuidarte, bien a modo de prevención o porque ya has sido diagnosticada de enfermedad hepática, podemos ayudarte en Centro DyN donde nuestra prioridad es mejorar tu salud.
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